Frente a un público heterogéneo, Pimpinela planteó una actuación dividida en dos partes. La primera, con un hilo argumental propio y autobiográfico, fue para el musical; la segunda, para el concierto y sus temas más conocidos.
El dúo argentino confeccionó a través del musical un recorrido por todas las peripecias vitales familiares. Desde la emigración de sus padres españoles —ella de León, él de Asturias— a Buenos Aires, pasando por su infancia y las primeras aventuras musicales, hasta la consecución del éxito y el reconocimiento del público.
Con la colaboración de más de diez bailarines sobre el escenario, y con la ayuda de una tela blanca sobre la que se proyectaban imágenes que servían para recrear diferentes escenarios y parte del hilo argumental de la historia, los hermanos Galán se atrevieron en la primera parte de La familia con coplas y pasos dobles.
A medida que transcurría el espectáculo, Joaquín y Lucía abordaron sus temas con diferentes estilos, desde un cabaré en el que Lucía se enfundó un ajustado traje de lentejuelas, pasando por ritmos como el vallenato o el reggaetón, hasta una versión “gospel” del popular tema El amor no se puede olvidar.
“Estamos felices de compartir estos 25 años con ustedes”, apuntó Joaquín, y agregó que “hemos querido homenajear con este musical a los hijos de inmigrantes españoles”.
La voz masculina de Pimpinela explicó a las más de 900 personas reunidas en el teatro que el musical que habían presenciado era sólo una “pequeña parte” del que actualmente se muestra en Argentina —y que esperan que pronto llegue a España—, en el que participan más de 70 artistas.
Con las frases “las historias surgen de la vida” y ”nosotros contamos historias”, pronunciada por Lucía, el dúo se lanzó con una intensa interpretación de A ésa, que llenó de euforia y puso a cantar al respetable.
Fieles a ese estilo que combina el teatro y la canción, el dúo mantuvo una constante interacción con el público, que no dudó en acompañarlos en los coros del popular tema Valiente.
Se van, Amores que matan —con ritmos andinos—, y Al compás de una muñeira, fueron otras de las canciones con las que el exitoso dúo deleitó a los congregados en el Haagen Dazs.
Tras más de dos horas de música, Pimpinela puso fin a la velada con una versión reggaetón de “Olvídate y pega la vuelta”, una interpretación “con pelea” de Una estúpida más, y otra a modo de musical del tema “La familia”.
EFE
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