La quinta jornada del Campeonato Mundial de Básquetbol de Turquía tendrá como atractivo, desde las 13 de la Argentina, un partido entre dos países cuyas relaciones diplomáticas se encuentran seriamente dañadas: Irán y Estados Unidos.
De todas formas, esa tensión quedará de lado cuando ambos equipos salten al parquet del estadio Abdi Ipekci Arena de Estambul.
"La rivalidad tiene que ver con los gobiernos de los países, pero no con la gente del deporte" , aseguró el serbio Veselin Matic, técnico de Irán, en declaraciones al sitio de internet de la Federación Internacional de Básquetbol (FIBA).
Enfrentados a nivel gobierno por la cuestión nuclear, debido al programa iraní de desarrollo del uranio, la primera potencia del planeta y el país persa afrontan objetivos opuestos en el Mundial.
Mientras los norteamericanos anhelan recuperar el liderazgo en un campeonato del mundo (su última victoria fue en Grecia 1998) y ratificar su oro olímpico obtenido en Beijing 2008; los iraníes, ausentes de las grandes citas durante 60 años, ganaron el lunes el primer partido de su historia en un Mundial al vencer a Túnez (71-58).
La última vez que se enfrentaron en un deporte colectivo fue en el Mundial de Fútbol de Francia 98, con victoria de Irán por 2 a 1.
Los vigentes bicampeones de Asia (2007 y 2009) saben que ante Estados Unidos todo un pueblo estará pendiente de su actuación y pese a que pocos sueñan con una victoria, la esperanza de una actuación decorosa se apoya en sus dos figuras, Hamed Ehadi y Arsalan Kazemi.
El imponente pivote Hamed Ehadi, de 2,18 metros, juega en Memphis Grizzlies de la NBA y en este mundial evidencia notables progresos al descollar con promedios de 22 puntos, 10,3 rebotes y 3,7 tapas.
En tanto, el otro iraní que juega en los Estados Unidos es el ascendente Arsalan Kazemi, de 20 años y se desempeña en la Universidad de Rice.
Fuente: Télam
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